Mente Cacao

Un templo de felicidad.

Orígenes

Mente Cacao nació sobre ruedas, literalmente. Eduardo Villers, su fundador, comenzó vendiendo agua de cacao helada mientras patinaba por la Ciudad de México. Recorriendo lugares como la Condesa, Coyoacán y el Zócalo, compartía el sabor del cacao con quienes se cruzaban en su camino, sin saber que estaba sembrando el origen de un proyecto profundo y con alma.

Desde el principio, Eduardo ha sentido un profundo amor por la historia de México y su deliciosa gastronomía. Su conexión con el cacao y, más adelante, con el agave, nace de ese respeto por nuestras raíces y por el poder simbólico, espiritual y cultural que ambos representan en la gran cultura mexicana.

Después de años vendiendo en la calle, Eduardo —junto con su familia— se mudó a San Miguel de Allende, donde abrió su primera tienda. Poco a poco, Mente Cacao creció hasta contar con cinco puntos de venta en San Miguel, además de tiendas en Morelia y Guanajuato. Fueron años de compartir el verdadero chocolate, con pasión y autenticidad, hasta que llegó la pandemia. Ante ese reto, se tomó la difícil decisión de cerrar todas las locaciones.

De esa pausa nació una nueva etapa. Eduardo y su familia se mudaron a Nuevo Vallarta, donde comenzó un proyecto lleno de amor y resiliencia. Parte fundamental de esta nueva etapa ha sido difundir la cultura del cacao a través de talleres en un hermoso jardín creado desde cero, lleno de plantas de cacao, donde aportamos nuestro granito de arena a la valorización del cacao y sus prácticas.

Hoy, Mente Cacao es una marca mexicana que trabaja de la mano con productores experimentados y llenos de amor por el cacao, como la Hacienda Jesús María en Comalcalco, Tabasco, nuestros socios y proveedores clave. También nace de nuestra conexión con el mezcal, gracias al aprendizaje y amistad con maestros mezcaleros de Oaxaca, quienes nos han transmitido la nobleza del agave y la riqueza de sus tradiciones.

Estamos en proceso de reconectar con la tierra, y hemos tomado la decisión de apoyar al campo mexicano creando nuevas plantaciones de cacao en zonas donde se ha perdido. Junto con agrónomos experimentados, proyectamos el nacimiento de puntos de policultivo donde el cacao y la reincorporación de plantas endémicas transformen lugares y sociedades, sembrando esperanza para un mejor mañana en este planeta.

Nos mueve dar a conocer el chocolate real y el mezcal auténtico, todo hecho con manos mexicanas expertas, bajo comercio justo y manteniendo las mejores prácticas. Siempre enalteceremos el origen, la esencia, y a los verdaderos hombres y mujeres del cacao y del mezcal, honrando su trabajo, su historia y su arte.